Dolor articular
¿Qué es el dolor articular?
El dolor articular es un problema muy común y existen muchas causas que provocan su aparición. El dolor articular puede considerarse un proceso que tiene su origen en cualquier componente de la articulación como cartílago, hueso, ligamentos, tendones o músculos. Por este motivo se denomina también como dolor osteoarticular.
El dolor articular provoca a menudo limitaciones físicas, con restricción del movimiento y pérdida de fuerza.
Dolor articular difuso y localizado
El dolor articular puede ser agudo (si persiste varios días) o crónico (cuando dura meses o incluso años).
Dependiendo de la enfermedad subyacente, es posible asimismo diferenciar entre dolor articular localizado (monoarticular), que afecta a una única articulación (p. ej., después de un traumatismo) y dolor articular difuso (poliarticular), cuando se ven afectadas varias articulaciones.
Tratamiento del dolor articular
La elección terapéutica para el tratamiento del dolor articular depende principalmente de la causa del dolor y de la intensidad del mismo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica en leve, leve-moderado y moderado-intenso.
Para abordar el dolor articular agudo, con o sin fiebre, es posible tomar Espididol®, un antiinflamatorio no esteroideo que reduce el dolor.
En caso de presentar los síntomas siguientes:
- Articulación inflamada, roja, sensible, caliente al tacto
- Dolor persistente (de 3 o más días)
- Reducción en la amplitud de movimiento o en la posibilidad de realizar movimientos más allá del rango normal
Es aconsejable que consultes a un especialista que te indicará cuál es la mejor opción de tratamiento.
Espididol® tiene una fórmula exclusiva basada en Ibuprofeno con Arginina, aminoácido que favorece una absorción más rápida que las formas farmacéuticas tradicionales basadas en Ibuprofeno y, por tanto, un alivio más temprano del dolor.
Prevención y remedios para evitar un traumatismo articular
Para tratar mejor o incluso prevenir el dolor articular se aconseja:
Realizar una actividad física adecuada.
Mantener una postura correcta.
Procurarse momentos de descanso tras una actividad física intensa.
Seguir una dieta apropiada.