Todo el mundo sufre algún dolor de espalda en algún momento de su vida, aunque para muchas personas se convierte en un dolor recurrente e incluso crónico. ¿Sabías que la ropa, y sobre todo el calzado que usas, podría ser una de las causas? En este artículo encontrarás algunos consejos para prevenir el dolor de espalda con un uso inteligente de la ropa y los zapatos. ¡No te lo pierdas!
Ser bípedos es una bendición para los humanos, porque nos deja las manos libres para manipular cosas (así se desarrolló nuestra inteligencia). El lado malo de esta bendición es que nos pasamos la vida entera forzando nuestra columna vertebral. Una parte delicada de nuestro cuerpo, a la que cargamos con mucho de nuestro peso, que forzamos en posturas poco naturales, y que se puede resentir por cosas en las que no solemos pensar. Como la vestimenta.
Y es que una ropa y un calzado inadecuados pueden resultar malísimos para la espalda, y provocar todo tipo de dolores. Vamos a verlo, y a ver también como prevenirlos.
Calzado para prevenir el dolor de espalda
Una mala elección del calzado puedo ocasionar multitud de problemas. En los dedos, en los pies, los tobillos, las pantorrillas, las caderas, e incluso más arriba, en la espalda. El motivo es que si no apoyamos bien el pie, de una forma natural adecuada para nuestra fisiología, la incomodidad de una postura forzada tiene consecuencias ascendentes: el tobillo no apoya igual, las piernas no hacen el mismo esfuerzo, la cadera no se mantiene a su nivel óptimo, y obligamos a trabajar la musculatura de la espalda de forma forzada, lo cual desencadena el dolor.
Por eso es importante tener en cuenta los siguientes puntos:
Calzado cómodo
Una obviedad, ¿verdad? Pero muchas personas anteponen el estilo o la estética a la comodidad. Y eso no importa de manera puntual, pero sí cuando se hace habitual. Porque con un zapato rígido, o incómodo de llevar, no caminamos igual. Modificamos la forma de andar incluso sin darnos cuenta, desencadenando nuevos desajustes cada vez más arriba en el cuerpo. Y esto se traduce en dolores en diferentes puntos según la persona: algunos tendrán problemas de tobillo, otros en la rodilla, otros en la cadera, y a otras personas eso les acaba provocando dolor de espalda.
Por tanto, apuesta siempre por un calzado cómodo, que te hayas probado caminando por la tienda, y a ser posible por la tarde, cuando tengamos el pie más hinchado. Así nos aseguramos de no comprar un zapato que nos vaya a apretar “por sorpresa”.
Amortiguación
No es lo mismo pisar una piedra que pisar un mullido suelo de césped. De igual manera, no es lo mismo pisar en unas suelas finas y duras, que en una suela algo más mullida. No es que necesites calzado con cámara de aire (que, por lo demás, es una buena opción), pero al menos una plantilla puede “suavizar” el andar. Los tacones también deberían llevar algún tipo de amortiguación, una tapeta que suavice el paso.
Tacones bajos
Esto es imprescindible y muy importante sobre todo en mujeres para evitar lumbalgias. Y es que los tacones son muy espectaculares, pero terribles para la espalda. Al elevar el talón fuerzas la postura y cargas el peso sobre los dedos. Dejando de lado las deformidades en los dedos que te esperan en el futuro si usas tacones altos de forma habitual, lo más duro va a ser el dolor de espalda. Porque con los tacones fuerzas la columna y la musculatura de la espalda en una mala posición.
Por eso los profesionales recomiendan tacones no superiores a los 4-5 cm. Si es menos, mejor.
Antideslizante
Si tienes un zapato que resbale necesitas llevarlo al zapatero para que te ponga una suela antideslizante. De lo contrario, lo innato en el cuerpo es contraer los dedos para evitar el resbalón, forzando la postura del pie, con las consecuencias ya sabidas.
Base ancha, aguja ancha
Las estrecheces no son buenas. Elige zapatos de punta y base ancha en vez de esos zapatos estrechos con punta de aguja, que contraen los dedos y fuerzan tu postura. Y lo mismo para el tacón: un tacón de aguja queda muy bien pero fuerza el tobillo para mantener el equilibrio. Y de ahí para arriba. Los tacones anchos (y en las alturas descritas más arriba) son mejor solución.
La ropa también cuenta
Aunque no existen consejos estándares de ropa para evitar el dolor de espalda, hay una máxima que siempre sirve: que debes ir cómodo.
Y esto significa ropa holgada.
Vestir ceñido dificulta el movimiento y la circulación sanguínea en las piernas, de cuya firmeza depende la estabilidad de la espalda.
Recuerda siempre que en la mecánica del cuerpo ningún mal queda aislado, y que lo que duele o se fuerza desde abajo, acaba repercutiendo “arriba”. Cuida tus pies, ¡y estarás cuidando tu espalda!
Fuentes de referencia: